Los dioses conforman una parte muy trascendental en los campos de la magia en muchos aspectos, pues no solamente representan el bien y el mal u otra característica del mundo, son el fiel reflejo de las personas y seres que habitan el mundo, los seguidores de cada dios se ven reflejados en ellos, les siguen y le brindan adoración por que son su ideal en la vida que desean alcanzar.

Este rito o culto da vida a los dioses tal y como son, y es por esto que cada dios tiene la responsabilidad de realizar las funciones e inspirar a sus discípulos para seguir el camino que han elegido, por intermedio de él.Toda esta adoración, todo este culto, la adoración se convierte en poder y cada dios sabe a la perfección como utilizar ese poder, sabe como refinarlo y darlo a sus seguidores más fieles y bondadosos.
Este poder refinado es lo que conocemos comúnmente como magia, que canalizada a través de sus seguidores es utilizada como conjuros. Los dioses al otorgar este poder consumen parte de la energía vital de sus discípulos, al igual que ocurre con los magos al trabajar las energías, los lanzadores divinos deben tolerar la fuerza de las energía mágicas para enviar sus conjuros, lo que poco a poco les desgasta y deben descansar correctamente para ser vasija de los dones de sus dioses. Es por esta razón que se ven sujetos a las reglas de la magia, aunque los motivos son muy similares, el origen de este desgaste y debilidad se debe a la pureza de las energías mágicas que manipulan.

Este rito o culto da vida a los dioses tal y como son, y es por esto que cada dios tiene la responsabilidad de realizar las funciones e inspirar a sus discípulos para seguir el camino que han elegido, por intermedio de él.Toda esta adoración, todo este culto, la adoración se convierte en poder y cada dios sabe a la perfección como utilizar ese poder, sabe como refinarlo y darlo a sus seguidores más fieles y bondadosos.
Este poder refinado es lo que conocemos comúnmente como magia, que canalizada a través de sus seguidores es utilizada como conjuros. Los dioses al otorgar este poder consumen parte de la energía vital de sus discípulos, al igual que ocurre con los magos al trabajar las energías, los lanzadores divinos deben tolerar la fuerza de las energía mágicas para enviar sus conjuros, lo que poco a poco les desgasta y deben descansar correctamente para ser vasija de los dones de sus dioses. Es por esta razón que se ven sujetos a las reglas de la magia, aunque los motivos son muy similares, el origen de este desgaste y debilidad se debe a la pureza de las energías mágicas que manipulan.